El estado de Michoacán es el alma de México, se localiza en el occidente del país. Invita a sus visitantes a adentrarse en unas experiencias únicas, llenas de magia y tradición, a través de sus Pueblos Mágicos de michoacán que valoran la esencia de la hospitalidad y la cordialidad que los distingue.
El trabajo artesanal lo hace destacarse porque sus piezas son únicas y hermosas, cabe destacar que es el cuarto estado en cuanto a diversidad botica, tanto de flora como de fauna, lo que es fundamental con respecto a las materias primas que se usan para fabricar sus piezas que nos hacen viajar en el tiempo
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Pueblos mágicos de Michoacán de Ocampo
Con ocho pueblos mágicos, Michoacán se convierte en un portal de entrada a diversos escenarios incomparables, pasando por la deliciosa comida, la arquitectura vernácula y urbana, la música de género pirekua, la naturaleza pródiga, viejas minas, sus leyendas y por supuesto, la riqueza invaluable de sus raíces indígenas que se muestran con orgullo y que se hacen presentes en cada paso con magníficas fiestas llenas de tradición que invaden de alegría el alma.
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1.- Pátzcuaro
Es una ciudad símbolo de Michoacán, tanto por su maravilloso entorno natural y la belleza que lo conforma en general. Fue fundado por Don Vasco de Quiroga para ser el centro religioso y político de la nación, su relevante historia que se remonta al siglo XIV y sus tradiciones purépechas.
Está ubicado a 58 km de la capital, es el pueblo mágico más renombrado de Michoacán por su lago y sus paisajes que combinan de manera perfecta con la arquitectura del centro de Pátzcuaro, conformado de calles empedradas y empinadas, iglesias estilo barroco y neoclásico, sus casas aún se conservan de adobe y teja.
2.- Cuitzeo
A tan solo 35 km de Morelia, a la orilla del lago del mismo nombre, este pueblo mágico guarda entre sus tesoros la Iglesia y Ex convento de Santa María Magdalena, un impactante monumento del siglo XVI, modelo de lo que es la arquitectura religiosa.
El pueblo ribereño es parte de la etnografía de la cuenca del Lago Cuitzeo que es el segundo vaso acuífero más extenso de todo México y su formación data de millones de años. Es el hábitat natural de muchas especies de aves, y es particularmente interesante observarlas al atardecer cuando se ven volando en grandes parvadas.
3.- Paracho
Donde la artesanía, música, sabor, naturaleza y amabilidad de su gente crean la armonía de su tierra. Ubicado en el corazón de la meseta purépecha, en la región VI del estado de Michoacán de Ocampo, el nombre de Paracho proviene de una palabra chichimeca que significa “ofrenda”.
El cuidado de sus zonas naturales son legados culturales que han persistido con el paso de los siglos y que hoy en día se encuentran en su máximo esplendor, convirtiendo al municipio en uno de los más representativos de la identidad de esta tribu indígena.
4.- Tlalpujahua
¿Piensas que los adornos navideños solo los puedes encontrar en Diciembre? Pues no, en Michoacán se encuentra Tlalpajahua, que se distingue por elaborar las esferas más preciosas de México durante todo el año. Preserva su arquitectura tradicional, con casonas con balcones de madera y sus templos virreinales, se convirtió en uno mágico en el año 2002.
Adentrarse al corazón del pueblo, nos obliga a subir una escalera para encontrarnos con el Santuario del Carmen, del siglo XVIII.
5.- Tzintzuntzan
Este pueblo es considerado uno de los lugares arqueológicos más conocidos en este Estado, fue antiguamente la capital del imperio purépecha y en nacimiento de la evangelización, rico en su música, comida y lenguas indígenas. Verás alegros florales increíbles en los cementerios, adornados con velas también por el Día de los Muertos.
La región ofrece deliciosa comida como el atole de grano, charales, posuti y el caldo ahogado. Lleno de piezas que fueron halladas en las excavaciones como piedras, vasijas de barro y algunas herramientas. Verás 5 grandes Yácatas que son estructuras rectangulares y redondeadas, la base fueron hechas de piedra volcánica y en ella se construían templos, las piedras que poseen grabados se llaman “jamamus”. Y después de un tiempo se construyó el Convento de Santa Ana.
6.- Jiquilpan
Se encuentra a una altura de 1,550 metros sobre el nivel del mar, posee el Templo del Sagrado Corazón de un peculiar color rosa, con un estilo neoclásico y en su altar un majestuoso mural, también debes dar un vistazo por la casa del General Lázaro Cárdenas del Río, también está la casa donde descansaba el General que es llamada la “Casa de Piedra”, fue una Biblioteca y ahora es un centro de elaboración de seda.
No puedes dejar de probar su delicioso mole, el popular mezcal, un divino postre de pan tradicional, el cerdo de salsa verde y su nieve de garrafa. En los meses de mayo y abril se viste de color morado en sus bosques y avenidas, las plazas tienen jardines preciosos, un gran museo que es de Feliciano Béjar, con unos efectos ópticos que te cautivarán.
7.- Angangueo
Es un bello pueblo minero y montañés, podrás visitar el Templo de la Inmaculada Concepción y el también conocido Templo de San Simón, con arquitecturas neoclásicas y góticas, una casa que perteneció al ingeniero británico Bill Parker, que laboro en las minas en el siglo XX, se ha mantenido intacta y por eso ahora es un museo.
En los Santuarios de Sierra Chincua que se localizan en los municipios Ocampo y el Angangueo, como hogar de miles de mariposas monarcas y es una de cuatro bellezas naturales, nombrado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
8.- Tacámbaro
Su nombre proviene de “Tacamba” que es una palma izote de flores comestibles, que significa “Legar de Palmas”. Tiene un excepcional Santuario de la Virgen de Fátima, que es el hogar de las vírgenes refugiadas de Polonia, Hungría, Lituania y Cuba, son sus reinas espirituales, estas imágenes fueron traídas de Tacámbaro y para la religión católica son símbolo de veneración.
Tiene una naturaleza hermosa, llena de bosques y un clima fresco, es bueno mencionar que se conoce como “Ciudad Heroica”, “Balcón de Tierra Caliente” y “Corte de Tierra”, está lleno de cultura y tradición, hay una canción que es conocida mundialmente, escrita por el tacambarense Marcos A Jiménez.